viernes, 10 de noviembre de 2017

HAYDEE HERRERA/FLORES RARAS

 
 
No le resto vértigo a la altura, 
ni la embriaguez al vino, menos el colapso al corazón. 
Te llevo amortajada en mis pupilas. 
En mis recuerdos… te llevo. 
En éste enredo de neuronas que no te sueltan. 
Te recuerdo temerosa esquivando mis manos, ocultando nuestro afecto frente a los perros de la calle que escupen continuamente obscenidades sobre mí. “Y es que eres tan rica” me dices al oído para que nadie te escuche. 
No quieres morir como “La Briones” en Plaza Italia. 
Ni como Zamudio tiempo después. Caminamos estoicas rumbo al Forestal, lidiando con prejuicios, misóginos lanceros, nazis adictos a diosas blancas. Fuimos las amantes furtivas. Amazonas, Helenas, Afroditas. Fuimos… Las hebras, el telar; urdimbre de pies y manos Habitantes clandestinas en cama ajena. 
Cae la noche… 
Me tienes a tus anchas; desnuda, luminosa 
Suave junto a estos humedales. 
Fueron estos los tiempos de luna. Nosotras arrimadas en está orfandad, boca a boca tras la dictadura. Fuimos… Espejos sinuosos Imágenes idénticas que se evaporan. 
Medusas, nenúfares como islas flotando en medio de tanta soledad. 
No hubo en nosotras más empeño que el amor. 
Y este nunca suficiente, a riesgo de fusil. 
Fuimos… 
Lumbreras del paisaje citadino en un mundo vergonzante. 
Las flores más hermosas fuimos, tal vez, varadas en cada esquina. 
Ansiando tocarnos en la oscuridad. 
Fuiste para mí. 
Todo el aprendizaje que pude obtener… Suavidad de piel nácar Ojos de verde espesor Contorno de un cuerpo que mis labios dibujan; una y otra vez. 
Calor de interminables jornadas 
Fulgor de orgasmo tras orgasmo 
Fuimos después de todo y tanto afán; 
La embriaguez de noches sin sus días 
La sinfonía de corazones quebrados Intentos de amor 
En éste carrusel que gira hasta perderse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario