Tengo el retrato de una muchacha
vestida de gasa gris y una flor en el pecho.
Sus quince años me miran recatadamente.
En la penumbra del papel
surtidores y pàjaros.
Ha escondido la infancia entre sus rizos
y el futuro entre cintas violetas.
Nadie sabe todavia, ni ella misma,
que sus brazos cobijaràn la vida y la muerte
y que un dìa sy sonrisa
nos pertenecerà.
No hay comentarios:
Publicar un comentario