lunes, 7 de enero de 2013

MANUEL ANTONIO HURTADO/ SONETO

Hay un árbol frondoso en la pradera
que a los cielos encumbra su ramaje;
asilo presta al ave en su follaje
mecido por el aura pasajera.

Cuando del sol la frente reverbera,
a la vista presenta algún paisaje,
y de sus hojas el discorde oleaje
trae a la mente dicha verdadera.

Bajo este árbol la gente de la villa,
y con silvestres flores por alfombra,
bailan y cantan en alegre fiesta;

y de este árbol también, ¡ob maravilla!,
al sentir el frescor bajo la sombra,
un día... me tendí a dormir la siesta.























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