Hoy celebro una misa de mañana
en pañales de sol, marfil y rosa,
es mi acólito una ágil mariposa,
mi incensario, el temblor de una manzana.
De lirios blancos bordo una paloma,
la rica espiga del copón levanto,
una alba campanilla toca a Santo,
se santiguan los tallos de loma.
Y mientras el cardo al perdón se inclina
el viento barre toda cruel espina
y luce así el azul de una corona.
La Cruz del Sur adorna ya en el cielo
y en cánticos de pétalos en vuelo
Dios sonríe en la sangre del poema.
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