Pobre amor mío
si estarás enferma
y yo no sé de tu dolor!
(Si yo tengo la culpa de que ella sufra, castígame, Señor!)
Nunca la sentí más cerca
que después de dejarla.
Tan triste me sentí
que no la pude hablar.
Nunca tuve más ansias de besarla,
ni deseos más locos de llorar.
Hoy volviera a su lado
para beberme toda la hiel de su sufrir
pero el destino me lleva tan lejos
y yo como un niño
le tengo que seguir.
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