lunes, 7 de enero de 2013

ISIDORO ERRÀZURIZ/ PRIMER AMOR

En un lago de plata se desliza
la barca de la vida, a los quince años;
hincha sus velas juguetona brisa,
y sonidos fantásticos y extraños,
música celestial, trovas del alma,
turban tan sólo su inocente calma.

Un ángel pasa entonces y nos mira,
sornbra que envuelven nubes de color,
y crece el corazón y luz aspira
como el capullo que se torna en flor.
El deseo infinito lo devora
y a veces se sonríe, a veces llora.

Un aliento fugaz, una mirada,
una palabra de su dulce boca,
el roce de su ropa perfumada,
cualquier objeto que su mano toca;
¡ah!, el reflejo no más, rápido y vago,
que asoma y pasa en el azul del lago.

En todo hallamos indecible hechizo,
todo derrama luz que nos inunda,
soñamos habitar un paraíso,
que suavísima atmósfera circunda:
¡sueño de bendición, radiante aurora,
que el despertar del corazón colora!

Es el primer amor, el primer grito
de la vida que empieza a germinar,
cuando vemos el sol del infinito
y extendemos las alas al volar.
El espacio nos falta, nos ahogamos
y un misterioso ¡más allá! buscamos.

Pero en deshecho temporal perdida,
flota tal vez más tarde la ilusión,
y en algún día opaco de la vida,
huye también el sol del corazón.
¡Ay, cuando cae del árbol una hoja,
de mil y mil el viento lo despoja!.








































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