lunes, 7 de enero de 2013

BENJAMIN VICUÑA SOLAR/ LA VIOLETA

Bella cuanto olorosa
la violeta del prado,
bajo sus verdes hojas escondida,
deja correr la vida.
No luce de la rosa
los vívidos colores, ni la espina
que la guaroa celosa,
ni vive como ella
pagada de ser bella:
modesta cuanto pura,
tranquila vive en su feliz clausura.

Lejos, muy lejos del murmullo insano
que la pasión levanta entre las flores,
no siente de los celos los furores,
ni de la envidia el roedor gusano.
Cada día bendice en el retiro
su vida humilde, sin afán ni duelo,
y si exhala un suspiro,
la gratitud lo arranca y lleva al cielo.

A los vaivenes de la suerte extraña,
en su pequeño mundo se recrea:
el arroyo la baña,
el céfiro la orea.
y si la fama sus virtudes nombra
y la palma le ofrece,
como a nadie hace su prestigio sombra,
la perfidia enmudece.
Que aunque al bueno lo ensalza
su virtud misma, manantial fecundo
de un bien que no perece,
sólo si la modestia lo realza
le acueroa el premio sin violencia el mundo.




















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