La luna, misteriosa peregrina,
entre sombra y crepúsculo fulgura;
pálida tiembla en la montaña oscura
y blanca luz esparce en la colina.
En los valles profundos ilumina
flor naciente, hoja verde, roca dura;
y ángeles vuelan por el aura pura
y el alma arroba una visión divina.
¿Nuestras almas de tierra sus inquietas
zozobras con la luna satisfacen,
y las guía la atracción de los planetas?
¡Ah! Locos sueños, que en la mente nacen,
países que imaginan los poetas,
lunas perdidas que en su ocaso yacen.
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